"Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre" (Mahatma Gandhi)

jueves, 11 de agosto de 2011

Lo absurdo de gritar por gritar.


Cuando estábamos en el colegio, nos hubiera resultado imposible poder realizar un examen, resolver un problema matemático si a nuestro lado tendríamos a nuestros padres o a nuestro profesor, gritándonos o tratando de corregir con gestos sobrepasados y violentos cada vez que llevaríamos el lápiz al papel intentando escribir las respuestas o cada vez que abriríamos la boca intentando explicar el tema , creo que no solo hubiera sido imposible, sino que hubiera significado un fracaso seguro de nuestro examen escolar y en nuestra carrera estudiantil.
Y en nuestros trabajos, cuando tenemos que hacer las tareas que nos requiere nuestro trabajo, qué  difícil  nos resultaría poder hacerlos con nuestro jede encima nuestro y gritándonos  diciendo el como y el cuando tenemos que hacer las cosas.
Imagino a un médico operando y a su lado a los gritos, sus padres diciéndole “¡¡¡¡corta ahii¡¡¡¡” o “¡¡así noooo¡¡” o “¿¿que te pasaaaaaa???”, no solo sería de una molestia total sino que sería la muerte segura del paciente y el fracaso como profesional de esta persona.


Y cuanto más fácil es, cuando nuestras labores las desarrollamos en un clima de tranquilidad, el cual favorece al pensamiento y al ingenio e incluso a la interiorización de un concepto o tarea, aumenta nuestra estimulación e interés ante esa labor o tarea.


Ahora llevándolo al deporte,  ¿Porqué creemos que en el fútbol puede ser distinto?  ¿Porqué no nos concienciamos de que están continuamente en error aquellos entrenadores que se dirigen a los niños (jugadores) a base de gritos aspavientos... sin pararse a hablar con ellos tranquilamente e intentar que entiendan nuestra indicación o tarea?.
 Si es una actividad que se desarrolla buscando pequeños objetivos  individuales, buscando un logro mayor que son las acciones colectivas y que el acierto de estas acciones hacen que un conjunto de personas pueda jugar mejor que otro y que cuando un equipo realiza mejor sus intervenciones individuales y colectivas, estará más cerca de salir victorioso de sus juegos.

Un buen clima hacia los jugadores favorece esto, un ambiente sereno y de estimulación aumenta las posibilidades de un buen rendimiento de cada jugador y de su equipo, lo que no asegurará victorias eso es imposible que si cumpliéramos esas cosas nos darían los partidos ganados, pero eso  si, conseguiremos el disfrute de los jugadores y ganas de volver a intentarlo cosa muy importante y que no muchos entrenadores tienen en cuenta.

Una cosa muy importante a la hora de dirigir un entrenamiento o un partido para los entrenadores o monitores. Debemos simplificar lo máximo posible las indicaciones y las pocas interrupciones que hagamos tienen que ser claras y concisas que las entiendan a la primera el jugador para distraerlo lo menos posible y aportarle cosas positivas.


¿Porqué existe un convencimiento que a los gritos se puede mejorar  una persona que realiza cualquier acción bien sea en un entreno o en un partido? ¿Porqué no usamos el sentido común y nos damos cuenta del perjuicio que le causamos a nuestro hijo? ¿Porqué diablos no disfrutamos de un hijo deportista?. ¿Porqué nuestras acciones no apuntan en todo momento a que este sea feliz en donde esté y en lo que haga? Al igual que el entrenador, los padres de ese niño que  desde la grada recibe contínuas indicaciones, gritos etc.. tampoco ayudan en nada al aprendizaje de él, sino que lo desorientan mucho más y no le benefician en nada.


Tanto a un niño como a un adulto nos gusta un juego, mientras nos divierte o nos da algún beneficio, nos produce alegrías, más allá de ganar o perder incluso, y cuando nos deja de divertir,       nos aporta tensión, temor y tristezas y la acción que realizaremos es la de dejar de practicar ese deporte y buscar otro. ¿Porqué potenciamos y profundizamos las tristezas de una derrota o la frustración de un mal rendimiento y no miramos el lado bueno de la derrota, que siempre la tiene? De las derrotas al igual que de las victorias se aprende, e incluso en ocasiones se aprende más o se sacan más conclusiones positivas o beneficiosas en el fragor de la derrota.


Ahora, reflexionemos (entrenadores, padres/madres, aficionados que acuden a la cancha, simpatizantes...) tenemos que darnos cuenta de lo que hacemos paso tras paso puesto que está en juego la felicidad de esa persona que está en la cancha dándolo todo jugando bien sea nuestro jugador, nuestro hijo/a... etc.


Un saludo y hasta el próximo post. :)

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